miércoles, 6 de abril de 2011

1. Pierde porque pierde

- Claudia, me regala un minutico…

- Ni que estuviéramos bravos, dígame Don Francisco

- Mire, aquí le entrego los trescientos mil pesos que le debía de la liquidación del año pasado… Cuéntelos

- Tranquilo que no hace falta… antes, mi Dios lo bendiga y se lo pague con creces…

- Qué pena la demora Claudia, (es marzo), yo quería pagarle antes pero usted ya sabe como se ha puesto esto de duro con las lluvias... y no me diga Don Francisco

- Tranquilo Don Francisco y muchas gracias… que pena con usted ponerlo en estas, pero yo sé cómo está esto de duro, dígamelo a mi…

- ¿Por qué Claudia?

- Pues usted no está pa´ saberlo ni yo pa´ contarlo, pero es que esta platica me cae del cielo, es un milagro

- Nada de milagros Claudia, es mi obligación como patrón

- Pues si, pero ojalá los demás pensarán así…

- ¿Y eso por qué?

- Porque… ¿Se acuerda del niño mío, Yeison Arbey, el gafufito?

- Claro, ¿qué pasó con él?

- Pues que anda de mal en peor el pobre.

- Cómo así, ¿y ahora que le pasó?

- Ahora no, desde hace rato… ¿Se acuerda la bola que tenía detrás de la rodilla?, la que usted le palpó en diciembre y me dijo que no era normal, que lo llevara corriendo al médico antes de que se le agravara…

- Si, claro

- Pues usted sabe que yo lo llevé al médico, pero como nosotros sólo tenemos SISBEN, ahí me le recetaron unas pastillas dizque para la desinflamación. Pero eso no le valió. Antes le agravó esa joda. La bola le cogió ventaja, se le hinchó lo más de horrible. Usted viera, no podía ni caminar… Entonces yo volví al centro de salud, pero me contestaron que eso ya no lo podían atender allá, que era de especialista. Que si yo quería tenía que llenar unos formularios para que me autorizaran, porque eso dizque no es una gravedad de urgencia… Y entonces yo llené los papeles y me pasé más de una semana haciendo vueltas, ¿se acuerda esa semana que usted nos dio vacaciones?... esos días me la pasé madrugando a las tres de la mañana a coger fila. Y ni pa que le cuento. Me pusieron a rebotar como una pelota de un lado pa´ el otro, recogiendo firmas y llevando la historia clínica de aquí para allá hasta que por fin me los recibieron… y eso porque a la final me tocó pagarle una plata a un tramitador de por la casa.

- ¿Y ahí si pudo?

- Ya quisiera… cuando volvimos a trabajar a mi me dio como un pálpito, porque cada vez que yo volvía pa´ la casa me encontraba con ese tinterillo en la cantina de esquina, beba que no ha bebido, y le preguntaba que para cuando tenía noticias de la revisión del especialista, pero él me decía que mañana y al otro día que mañana y así me mantuvo carameliando como dos semanas. Entonces a mi me fue entrando la desconfianza y un día que le pedí salir temprano, ¿se acuerda que Araceli me relevó ese día? Pues ese mismito día me fui para las oficinas donde tanto me pusieron a voltear. Y no me les fui de cualquier manera, no señor, me les fui puta, con el perdón suyo, echando chispas y los cogí a cantaleta; preguntándole el nombre a todo el que me atendiera y anotándolo en un papelito, amenazándolos que los iba a aventar si mi niño se me moría, como me dijo Araceli, que quien la ve tan calmada, ya le tiene medido el aceite a esos vergajos de tanto voltear con la mamá de ella, que se mantiene con un pie más allá que aquí la pobre. Y fijo, ahí si me atendieron los muy canallas… Pero después de buscar como una hora en los archivos, me preguntaron por el radicado… osea, el comprobante que le dan a uno…. Pero yo les dije que el señor que me había hecho la vuelta no me había entregado nada… y para colmos me dijeron que la vuelta era gratis y que para esas solicitudes no había que pagar, sino que apenas había que entregar el formulario en la taquilla y venir a preguntar a la semana… Eso si lo decían ahora los muy vivos, pero cuando me vieron hacer filas un día entero nadie me orientó y entonces uno creále al vigilante que nunca sabe nada, que solo sirve para estirar jeta todo el día, y cuando ayuda sirve menos porque lo envolata a uno, le hace perder tiempo en filas que no son, y eso sí, no perdona para sacarlo a uno a la hora de almuerzo, y con el perdón suyo Don Francisco, hay que mamárselo para que le den un ficho de la tarde, porque esos desgraciados están amangualados con los tramitadores y se parten la torta entre ellos a costa de gente humilde y trabajadora como uno… el caso es que allá en esa taquilla me pidieron el tal comprobante ese, como era que se llamaba…

- El radicado

- Ah sí, el radicado ese… pero como yo no lo tenía perdí la tarde otra vez. Me tocó devolverme con el rabo entre las piernas al barrio a pedirle el radicado al viejo ese. Pero en la borrachera que lo encontré qué radicado ni que nada. El viejo malparido ese la agarró contra mi cuando le hice el reclamo, que él no tenía ningún papel. Hasta me insultó y me armó un escándalo en la calle dizque porque me había ido allá a calentarle la plaza, que eso me pasaba por desconfiada y que ahora para que viera con quien me había metido, no me iba a dar el radicado. Para colmo de males me amenazó diciendo que iba a hablar con la gente de “allá adentro” para que ningún especialista me atendieran al niño nunca… Ahí se me partió el corazón por el niño. Sitico él, que es todo inocencia y no tiene la culpa… y me terminé de desconsolar cuando llegué al rancho y el niño me preguntó que cómo me había ido. Para colmos me lo dijo con esa ilusión en esos ojitos miopes que el se manda… y por eso yo no quise defraudarlo y le dije que lo más de bien, que dentro de unos días no sólo lo iba a ver un especialista para lo de la rodilla sino que le iban a revisar los ojos que los tenía rojos de aguantar el dolor de la rodilla, de tanta desesperación sin caminar un palmo y de esa impotencia de estar encerrado todos los santos días.

- Qué vaina… ¿y entonces que hizo, Claudia?

- Pues lo que tocaba… Con la plata que usted me alcanzó a dar en diciembre, la del traído del niño Dios, me fui y pedí cita con un especialista particular que me cobró un ojo de la cara. Que traído ni que traído pensé yo, el mejor regalo para mi niño era que lo pusieran a caminar otra vez… pero aparte de la consulta tuve que pagar un furgo de plata en exámenes carísimos: y se nos fue más de medio millón haciéndole radiografías, y hasta radiografías de las radiografías.

- ¿y usted por qué no me comentó nada?

- No, que pena molestarlo Don Francisco, cómo estaba de dura la situación con esa llovedera para qué ponerlo en esos menesteres… ¡ni más faltaba!... Además, ni toda la voluntad del mundo nos hubiera podido ayudar… resulta que cuando ya el médico ese nos sacó hasta el último centavo en exámenes, salió con que eso era un quiste y había que operar para sacárselo… ¡valiente gracia! Se imagina usted todo ese gasto, para decirnos lo que ya sabíamos nosotros que somos unos brutos sin estudio… el caso es que nos hizo la cotización de cuanto valía; nos salió con que él por caridad no iba a cobrar la operación pero había que pagar el quirófano, el anestesiólogo y los trastos esos que ellos usan y todo salía como en un millón de pesos largos, y había que pagar todo en rama… Yo me fui más desconsolada que un verraco, pero cuando Alex, mi marido, me vio llorando como una Magdalena, me dijo que no me preocupara que él se iba a levantar esa plata como fuera…

- ¿Y que hicieron?

- Pues como los bancos no le prestan sino al que tiene plata, Alex se fue al banco de los pobres que es el préstamo gota a gota.

- Cómo fue a hacer eso, Claudia… ¿cómo se metió con esa gente como son de ladrones y de malos…?

- Pues por desesperados… Porque ese médico nos dijo que si al niño no lo operábamos de urgencia, en menos de un mes iba a perder el piecito…

- Pero me pudo haber comentado, algo hubiéramos hecho….

- Yo sé, pero cuando uno anda en esas pesadumbres uno se emboba y busca la salida más rápida, que no siempre es la mejor ni la más fácil… y que a la larga termina siendo la peor.

- Eso si… pero y entonces…

- Entonces nos levantamos la plata con esos tipos, con el compromiso de pagarles 30 mil pesos diarios. Luego veríamos cómo le hacíamos para pagar… y nos fuimos con la plata en mano para donde el médico ese… pero cuando llegamos al consultorio, que cree…

- No sé… El médico les robó la plata…

- Peor… cuando fuimos a preguntar, la secretaria nos salió con el que el doctorcito ese se había ido de vacaciones fuera del país y que no volvía hasta dentro de dos meses.

- No joda…

- Pues si… Así que volvimos a quedar como al principio y peor… Y trate pues de encontrar un especialista en diciembre… ni uno, todos en vacaciones de playa, brisa y mar hasta febrero. El muy cabrón se estaba dando la gran vida con la plata que nos sacó en exámenes. Y mi niño, llore que llore desde la ventana, en plenas vacaciones, encarcelado en su propia casa, mientras los amiguitos jugaban en la cuadra y él sin poder mover un dedo.

- Ah no, ni que fuera el más de malas…

- Eso es poquito… por fortuna, una señora de la cuadra que maneja yerbas y bebedizos le fue calmando el dolor. Y como Dios es misericordioso, me referenció con un tipo del centro que es un médico de una de esas clínicas clandestinas de abortos.

- No me vaya a decir que usted le soltó a su niño a ese tipo…

- Pues no tenía de otra Don Francisco… ¿Qué quería que hiciera? ¿Dejaba que el niño perdiera el piecito? Esa bola ya le estaba abriendo boca en la piel y comenzó de pa´ tras con fiebres y escalofríos. Cogió una infección que olía a pura pudrición, lo más de maluco… además si ese señor sacaba fetos, no iba a ser capaz de sacar un tumor…

- ¿Y cómo le fue?

- Pues al principio lo más de bien. Al niño lo metimos principiando febrero para que no perdiera colegio. El doctor le abrió el piecito y el sacó una bola así de grande, como estos dos puños y a la semana mi muchacho ya estaba dando los primeros pasos otra vez… Yo me morí de la dicha, me dio más alegría que cuando lo vi caminar por primera vez. Y lo mejor de todo fue que el doctor lo más de querido nos cobró apenas justo lo que teníamos.

- Ah, bueno, siquiera las cosas mejoraron…

- Ni tanto, porque a los días del colegio llegó Arbey diciendo que después de clase de educación física la rodilla le dolía mucho y empezó otra vez a cojear… la costura donde le hicieron la operación se volvió a poner fea, se le hinchó otra vez la herida con regueros de pus, que nada que cicatrizaba, y ya ni le valían las yerbas y los riegos de la señora esta que le digo que no ayudó. Así que nosotros nos fuimos donde el doctor que lo operó para que lo viera… usted sabe, para que nos respondiera por la garantía, pero el tipo nada que daba la cara. Al principio la secretaría nos los negaba por teléfono y de cuerpo presente, hasta que un día cuando Alex, mi marido, se fue con el niño a obligarlo a que lo atendiera o le iba a armar un escándalo de Dios y señor mío… resultó que ya el consultorio no quedaba ahí, o mejor dicho, si quedaba ahí pero ya no estaba… al tipo lo había cogido la policía dizque porque una señora se había desangrado en un aborto y lo metieron derechito a la cárcel y le sellaron esa clínica.

- ¿Y entonces que hicieron?

- Pues ya sin plata qué íbamos a hacer… ni modo de volver donde el especialista ladrón, el de los exámenes… Pues lo único que pudimos hacer fue ir a una farmacia y comprarle una droga carísima para combatir la infección de la herida, que muy cara y todo pero resultó bendita, y luego, me fui para el colegio a explicarle la situación a la profesora, para que eximieran a Arbey de volver a hacer educación física… Y ahí está el niño, cojeando pero qué más le vamos a hacer, al menos camina.

- Bueno, al menos con esta plata que le doy pueden hacerlo revisar otra vez a ver que se le hace…

- Ojalá… pero no le digo que mi niño es muy de malas… yo sí tenía pensado meterle esta plata a él, pero me falló la T de planificar y se nos vino esta criatura… y yo que pensaba que estaba era gorda pero mire, ya dizque tiene 4 meses. Osea que esta plata va es pa´ el guarapazo que se nos viene… y yo creo que ni pa´eso… porque ahí esos tipos del gota a gota ya tienen todo amenazado a Alex, mi marido. Figúrese que la otra noche llegaron a la casa revirando, diciendo que nos iban a subir los intereses del préstamo y que pagábamos o pagábamos, guste o no nos guste… Y usted sabe que con esa gente no se puede alegar… si es que Alex les respondió y de una nos dijeron que si íbamos a poner mucho problema pues pagábamos con “ese cojito cegatón”… usted me entiende… y ahí sí que quedamos atados de pies y manos.

- Pues Claudia, yo voy a ver cómo le puedo ayudar adelantándole alguna platica para que al menos salga de esos malparidos…

- Ay Don Francisco, Dios lo bendiga, no sabe como se lo agradecería…

- Pues por lo pronto cuidándose… y si necesita hacer vueltas para la revisión del bebé, no es sino que diga, que ahí no dejamos de arreglar…

- Mi Dios se lo pague… y precisamente, le voy a pedir un favor… a ver si mañana me deja llegar más tarde… es que voy a llevar al niño a una revisión…

- ¿Del pie?

- No, pobrecito él, pero eso ya se quedó así… es por los ojitos… es que se acuerda que yo le dije que estaban picando mucho y los mantenía todos rojos y llorosos… que yo pensaba que era por lo de la bola esa… pues resulta que no… Ayer se levantó diciendo que estaba viendo doble y yo creo que va a ser lo que tanto me temía… cuando lo de la rodilla a mi una doctora del SISBEN me había dicho que había que correrle a eso también antes de que le picara el estrabismo, pero con tanto problema a mi se olvidó, y no le paramos bolas… con qué tiempo… además que pena con usted pidiéndole permiso todo el tiempo por cualquier cosa…

- Hágale Claudia, no hay problema… saque la mañana de mañana tranquila… y me cuenta si en algo puedo ayudarla…

- Usted tan querido… pero no ve como es de de malas mi niño no sale de una cuando ya la enfermedad le pica en otro lado… pueda ser que esto no me lo vaya a dejar bizco o cegatón de verdad…

- ¿Y a donde lo va a llevar?, ¿va a pagarle especialista?

- No, ni más faltaba, yo no vuelvo a soltarle plata a esos ladrones… Tocó volverlo a llevar al SISBÉN… seguro le vuelven a mandar esas pastillas que no sirven para nada, pero no hay más que hacer… a lo mejor está buenas y algo le hacen… usted sabe que la peor diligencia es la que no se hace…

- Sabe que Claudia, con todo esto que me ha contado me deja de una pieza… no sé qué decirle…

- Pues yo no hago más que pensar día y noche en que nos cayeron todas las plagas juntas… y antes ni dormía, pero uno se va a acostumbrando y ya uno toma todas esas calamidades como algo normal… hasta con buen humor. Figúrese que ayer no más que venía en el bus, y me puse a ver una calcomanía de esas que pegan esos buseros guaches. Era la imagen de una rata atrapada en una ratonera y otra rata, con su perdón, le estaba dando por el culo, mientras otras ratas hacían fila para hacerle lo mismo. Y la rata que estaba atrapada decía: “Cuando uno está de malas, todos se aprovechan”… entonces yo pensaba que así estaba yo, y se la mostré a Alex, y el muy malicioso, me contestó: “No me de ideas mija, no me de ideas”… y me hizo totear de la risa, tanto que yo creí que se me iba a salir esta criatura. Ya ve, cuando uno es pobre pierde porque pierde, pero uno no ha perdido todo si al menos le queda la risa…

- Por ahí dicen que lo último que se pierde es la esperanza, Claudia

- Qué va Don Francisco, eso sí que es puro cuento.