(Un viejo recuerdo sacado del baúl)
Siguiendo el precepto
de que la mejor enseñanza
Es el ejemplo
En plena noche
Dejé de corregir trabajos
yo, el profesor,
y me entregué a mi vicio
Juicioso
en la sala de mi casa
Cambié las notas por
las migas de marihuana
que metí en un cigarro green verde
para acabar de ajustar.
Mientras escuchaba a Ottis Regis
Que alguna me dijo que es como si yo cantara
Así de desafinado y sabroso
Pensé que eran mentiras
ya quisiera yo tener ese
Desafín tan sabroso…
Y fue justo en esas,
cuando vi el plato donde caían las migas verdes,
que me di cuenta de que aquello
ya lo habia vivido
Quizás soñado…
¿Dejavú!
Entonces pensé
que si dejaba de migar
podía cambiar mi futuro
o al menos el futuro de esta noche
pero entonces recordé que también había soñado
esa misma reflexión:
que el futuro no se puede cambiar nunca
y esto se comprobó al instante
porque cuando traté de dejar aquel cigarro
y quise continuar con mis tareas nocturnas
de hombre responsable
que califica
a otros que le asignan
como sus discípulos
sentí de nuevo que esta evasión
también la había soñado
Quise volver entonces al cigarro
para terminar de rellenarlo con la dulce yerba verde
pensando que le haría un giro inesperado al destino
una zancadilla al porfiado futuro
Pero cuando lo encendí
recordé de nuevo que esta evasión también
estaba prevista en mi sueño…
Así que sin más remedio
Con la marihuana encendida
brindé por mi perdición…
Brindé a mi salud por esta noche
y por todas las noches que le siguen
como un dominó en fila
cayendo uno tras otro
Al demonio mi futuro, pensé
como si fuera una revelación
pero eso también
ya estaba soñado
inalterable
y sellado
para que no se pueda cambiar
porque sin ocurrir aún
mi futuro
ya está escrito
con volutas de humo
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