lunes, 21 de junio de 2010

Tú, lo idiota que eres, y tu estúpida bocota


Era de noche, viernes con ley seca, víspera de elecciones y estaba en Manrique, donde todo queda en subida o en bajada, según como se mire. Salí del concierto de unos amigos a fumarme un cigarrillo y entonces la vi. Era una niña de unos veintitantos años, monita, flaquita, ojos canela y una sonrisa de frenillos cándida y fresca.

Ella fue la que tomó la iniciativa. No había nadie más en la entrada de aquel teatro y se acercó. Bendito sea mi dios, exclamé para mis adentros, porque con lo lento y tarado que soy con las mujeres, no habría balbuceado ni una sola palabra, así la tuviera al lado.

Con cierta timidez me pidió un cigarrillo. Solo tengo piel roja sin filtro, le dije con tono de excusa. Ella aceptó sin reparo y los dos fumamos, en aquella calle mojada, acabada de llover.

Como llevaba varias semanas encerrado en mi casa, como llevaba varios meses sin contacto con una mujer, aparte de las clases con mis estudiantes, no sabía que decirle. Ráfagas de ideas atravesaron mi cabeza, buscando una frase intrépida para romper el hielo. Pero fui presa de los nervios y me quedé petrificado como un hombre a punto de fusilar; viendo como ella consumía su cigarrillo y se acababa mi tiempo…

Entonces me lancé a preguntarle qué le había parecido el concierto. Y comenzamos a hablar con monosílabos sobre lo bueno que eran mis amigos músicos. Luego hablamos de la música en la ciudad y de los conciertos íntimos que dan los amigos de uno. Como un hamster enjaulado daba vueltas sobre lo mismo, cambiando mis opiniones, sin saber que más aportar, que más preguntar. Pero ella parecía de acuerdo con mis opiniones y yo con las suyas y la cosa parecía que funcionaba.

En esas salió Cañola, aburrido del ambiente íntimo post concierto, cansado de la ineludible adulación al artista de butaco, y de la terrible sobriedad que nos imponía aquel viernes zanahorio. Por cortesía los presenté a los dos, pero ni la monita ni él estrecharon la mano ni dieron su nombre, levantaron la cabeza manteniendo una prudente distancia y punto.

Ella acabó su cigarrillo mientras Cañola mostraba señales de querer largarse para ir donde su novia, antojado de ver tanta parejita melosa y enamorada. Era verdad, durante el concierto sólo había parejitas: los músicos y sus novias grabándolos en video, los amigos de los músicos con sus respectivas parejas tomando fotos, un par de hombres que eran pareja, Cañola, la niña rubia y yo. Ah, y una gordita tetona, toda alebrestada, que era la presidenta del club de fans, que a juzgar por sus comentarios entre canciones, pedía a gritos un menage a trois con el telonero y el músico de fondo.

En medio de este ambiente dual, todo parecía conspirar para que la monita del cigarrillo y yo encajáramos. Todo presagiaba éxitos, pero yo tenía que abrir mi estúpida bocota.

Después del cigarrillo, la monita sacó una manzana de una maleta terciada. Le dio un sexy mordisco mientras yo me derretía solo con verla. Un escalofrío me recorrió la espalda y doy fe de que no era del frío. Sin dudarlo me ofreció la manzana, yo me negué muy cortés y luego se la extendió a Cañola, que también se negó.

Para evitar el desplante, me sentí en la penosa obligación de justificarme. ¡Maldita culpa, mi lastre! Entonces me reí y deje que mi piloto automático explicara el motivo de aquella espontánea carcajada: … que pena, le dije, pero es que al verla, me devolví en el tiempo y me sentí como Adán… Ella sonrío, claro la manzana, dijo. Hasta ahí la cosa iba muy bien, pero me tomé confianza y metí las patas con disertaciones inútiles que suelo hacer…

Pero no lo tomés a mal… la gente siempre dice que fue Eva la que tuvo la culpa con la manzana, pero yo siempre he creído, argumenté convencido y retórico, que la culpa no es de Eva, ni de la serpiente, la culpa es de la manzana, el fruto prohibido, ya sabés… - ella me esquivó la mirada- ...porque la serpiente pudo haberle dicho lo que fuera a Eva, pero si ella no hubiera querido no la habría probado y tampoco se la hubiera ofrecido a Adán, pero, ¿quién le puede decir que no a una manzana por Dios?… entonces pensé: Yo le acabo de decir que no… Y tratando de enmendar mi error metí fue las cuatro patas…

Claro que es culpa de la manzana, tan es así que por una manzana que cayó del árbol, fue que Isaac Newton pudo clarificar la ley de la gravedad, y ahí que el hombre terminó por dejar a Dios para ir en pos de la ciencia… Busqué aprobación en Cañola, pero el tenía los ojos abiertos, impresionado e incómodo, así que rematé: … Por eso fue culpa de la manzana y no de la mujer que estamos donde estamos…

Luego se hizo un silencio sepulcral por unos eternos segundos. La monita se despidió y se marchó comiendo manzana calle abajo.

Mucho estúpido, y eso que no estaba borracho, pensé. Y ni siquiera le pregunté el nombre, le comenté a Cañola como un lamento.

La primera mujer que se me acerca en años, y la espanto así… No hermano, fui yo el que te cagó parche, me dijo Cañola para consolarme… No Cañola, la espanté… Yo tuve la culpa por ponerme a hablar más de la cuenta… Siempre me pasa lo mismo y con esta carestía es imperdonable… Tranquilo, no valía la pena, era como hippie… Entonces me reí y le contesté… Si, al menos se fue, porque ya iba a hablar de la manzana que le dio la bruja a Blancanieves… y más reconfortado, pensé que al menos me quedaban buenos amigos. Pero entonces Cañola me dijo que se iba donde su novia…

Con lo encerrado que me mantengo yo preferí quedarme. Cuando Cañola se estaba montando en la moto, me dijo: Pero no se ponga mal que si ella se fue, la culpa no era de la manzana, era de ella…

¡Mujeres!, respondí yo y lo vi marcharse.

Luego di media vuelta pensando: … tocó ir tras la presidenta del club de fans. Ya que no pude probar la manzana de la tentación, a lo mejor me va bien con ese par de melones de la gordita.

Una hora más tarde estaba en mi casa, solo, sobrio y encerrado otra vez… quien sabe hasta cuando.

1 comentario:

  1. Francisco!!!
    Te odio... porque eres tan lento???
    yo de ti le digo a la monita que me arrepenti, que pensandolo bien un mordizco de una manzana que ha sido mordida de esa manera suena a buen plan xD

    "El que muestra el hambre no come" dicen por ahi, pero a tu no comiste por no mostrar el hambre -.-

    Cuidate mucho y escribeme un mensaje personal... lo estare esperando bye bye

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