lunes, 28 de febrero de 2011

Algo sin importancia…

Dos amigos acostados en una manga. Con los ojos rojos, miran las nubes pasar. Maravillado, por las caprichosas formas de algodón celeste, uno le dice al otro:

-Mirá… Ahí está Dios.

-¿Dónde, dónde? - contesta el otro- Yo solo veo un marrano con un puñal clavado.

-Al lado…- le orienta uno.

-Es cierto - sonríe otro- Y está crucificado y todo.

-Mi abuelita dice que él entregó su vida para salvarnos…

-Tan bella mi abuelita - comenta uno.

-Pero no murió en vano. – afirma el otro.

-Es cierto… sigue en los aromas de las flores, en los colores que se riegan en el mundo, en la caja negra de nuestro cerebro, en la inagotable fuente de sensaciones, en el oscuro misterio de un universo en expansión, en la infinita combinación de elementos, en la vida, en la música, la mejor forma del tiempo... está en la infinita red que une cada ser… en el amor… Si señor, ahí está Dios.

-No lo digo por eso.- replica el otro, molesto.

-Ah no… ¿y entonces por qué?- contesta uno, intrigado.

-Porque gracias a Dios existen los vicios; para entregarnos al gozo pagano, para olvidar nuestras miserables vidas… y las demás. Para evadir la cruda realidad, y vivir engañados, anestesiados y felices.

-Cierto.- asiente uno.- La realidad sola es insoportable. Pero todo es tan sublime, tan perfecto, que siempre hay una salida de emergencia, una salida que te dice: nada es tan grave, nada es tan importante. ¡Solo existe el momento, maestro!... Pensándolo bien, ojalá uno pudiera vivir siempre en éxtasis, fluyendo con el mundo, como esas nubes.- afirma uno.

-Imposible. - Dice el otro-. Tarde o temprano, buscaríamos regresar a la cordura, al amo, al rejo, a las cadenas, como si fuera un gran anhelo.

-Mirá, esa nube… parece un conejito vomitando.- dice uno

- Y tiene cara de enguayabado… - sonríe el otro.

Pasa un silencio.

-… Que te estaba diciendo… Te iba a decir una cosa, pero se me olvidó…- le dice uno al otro.-

- ¿De que era que estábamos hablando?

- No me acuerdo.

- Seguramente… algo sin importancia… ¿pero que era?

- Entonces uno levanta el dedo y dice al otro:

- Mirá… Ahí está Dios.

-¿Dónde, dónde?

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