domingo, 2 de mayo de 2010

Sin comentarios


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En estos días me encontré con un amigo de la universidad y me recordó este momento, que yo ya había olvidado:

Estábamos en clase de composición española. Atrás. Bataneando, mientras el profesor explicaba los números ordinales: Primero, Octavo, Decimotercero, Decimoséptimo, Trigésimo… etc…

Harto de tanta alharaca nuestra, de no atender a clase ni dejarla dar, el profesor preguntó:

- A ver Isaza, si un corredor de una maratón llega de cuarenta, ¿Cómo se dice en números ordinales?

- Que llegó cuadrapléjico.



¡Guacamayas a mi!

(idea de un corto que no voy a realizar)


Son como las cinco de la tarde. Un muchacho está en una esquina de Barrio Antioquia. De pronto, se acerca una moto con dos policías. Los jíbaros del sector corren a esconderse en sus casas. Pero el muchacho no se mueve; sigue recostado en la pared como si nada. La moto se detiene, y los policías se le van encima. De cara contra la pared, esto es una requisa, le dicen. Y lo raquetean hasta en los calzoncillos pero no le encuentran nada. Frustrados, le dicen: Vos estás aquí esperando que te traigan el vicio ¿No?… Pero el muchacho les responde, cual vicio home, yo estoy aquí esperando que pasen las guacamayas… Vos es que nos crees guevones, nos querés gozar mariconcito, o qué… Y antes de que diga algo en su defensa, ya están encima dándole bolillo. Lo cascan y lo dejan como una berenjena, hecho una lástima. Después de la severa tunda, los policías se montan a la moto y le dicen: Eso le pasa por gozadorcito… Ahora si ya quedó viendo guacamayas… En ese momento una bandada de guacamayas multicolores cruza el cielo azul de aquella tarde veraniega. Van de regreso al zoológico Santa Fe, que queda detrás de barrio Antioquia, donde las han cebado para estimular su reproducción.


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