lunes, 22 de marzo de 2010

La Balada del Tigre (3)


3.

El Mono cumplió su amenaza. Cierta tarde que estábamos jugando un desafío contra el Lleras, desapareció. Tocó de puerta en puerta y habló con todas nuestras mamás. Como un querubín mensajero, les advirtió sobre los malos pasos que estábamos dando… están repletos de revistas porno, les dijo; y les sembró el bichito de la duda. Vaya y busque debajo de la cama y verá.

Así lo hicieron y vieron que aquel monito tan bello y mal intencionado, tenía razón. Bajo del colchón, 15 niños del barrio, escondíamos revistas porno para el solaz de la noche. Y eso no es lo peor… están viendo películas porno en la casa de mi hermanito los miércoles que mi mamá se va… ¿Y quien es su hermano? Caliche, el Flaco… ¡Qué horror! ¿Y usted también las ha visto? No doña, yo no puedo por chiquito. Bien hecho. Pero entonces usted por qué no le ha dicho nada a su mamá… Porque el Flaco me pega… Espere, dígame donde vive y yo hablo con ella… Entonces el Mono desaparecía en un parpadeo y corría a la siguiente puerta. Así se pasó toda la tarde.

Al llegar a casa nos aguardaba una pequeña sentencia acorde con el tipo de familia de cada cual. A unos, sus padres los esperaron con la revista sobre la mesa y los cogieron a cantaleta, con melodrama y todo… Decime que te ha faltado en esta casa para que nos pagués así…

A otros los esperaron con correa en mano, sordos a explicaciones.

A unos pocos les dieron la comida y de postre, decidieron que ya era el momento de hablar sobre “algunas cosas de la vida”.

El Ciego, que se había llevado la revista de un negro con un enorme pene, simplemente no la encontró, pero tampoco se atrevió a preguntarle a su mamá, y menos cuando sintió algunos gemidos, a la hora de la siesta, en el sopor de la tarde.

A mi, como era de suponer, mi mamá me sentó en un interminable interrogatorio, correa en mano; en una cacería de brujas, tratando de identificar la manzana podrida que me estaba corrompiendo. Mientras tanto mi hermano azuzaba: péguele, péguele por volarse a ver viejas en pelota.

¿De quien son estas revistas?... De Piri… ¿Y quién es Piri? Uno de Manila… ¿Y dónde vive? No sé… ¿Y cuantos años tiene? Como veinte. ¡Veinte!... Y usted que hace andando con esos mamones… Y ese debe ser amigo de Caliche… ¿y que ha visto en esas películas porno?… Y cuidadito me dice mentiras… yo no he visto películas porno, yo solo he visto películas de Karate… Si como no, no me crea boba o el Karate se lo doy yo para que aprenda, culicagado… ¿Y cuantos años tiene ese Caliche? Como veinte también. ¿Y ninguno de ellos lo ha tocado?… No, ni que fueran maricas… Deje esa grosería, boquisucio… pero entonces ¿le han mostrado algo?… ¿Cómo así que algo?... Que si alguno de esos dos le ha mostrado la cosita o le ha pedido que se la toquen… No, pero el Flaco se mete mucho la mano dentro de la pantaloneta y saca el pipí a orinar en la calle donde le den ganas…

Y a ella que le da un soponcio… y empieza con su lamento de martir, que ya se me salió de las manos este muchacho, que cual es la educación que yo le he dado, que qué hecho yo para merecer esto… y ya ni siquiera pregunta sino que se pone roja de la ira, y amenaza con no dejarme salir nunca más en la vida hasta que me vaya de la casa para un internado… Que la voy a matar de un disgusto…

Hasta que la cosa termina igual que a todos los demás: Está castigado, le queda terminantemente prohibido juntarse con ese tal Caliche y sobre todo con ese Piri… Y ay si yo me llego a enterar que se sigue viendo a escondidas con esas malas compañías Francisco Javier… Y dígale a esos dos pervertidos se dejen ver no más para cantarles la tabla… Pero no pues que no puedo volver a hablar con ellos… A mi no me goce coligado que no yo no te pego, pero espere y verá que venga su papá… a ver si a él se lo goza también…

Para el cuarto ya, encerrado hasta nueva orden. No faltaba más… Bendito sea mi Dios, qué voy a hacer con este muchacho. Y afortunadamente mi papá llega tarde, borracho y tiene que salir muy temprano al otro día y eso me salva el pellejo. Porque si no…

En cambio para mamá la noche transcurre entre cruces de llamadas con las otras mamás, chismes que van y vienen, exagerando todo hasta el pánico colectivo… Una que otra visita para acordar ponerle coto a este problema de forma unánime. Y figurate que el hijo de Doña aquella, el tal Caliche se la pasa con ese tal Piri MASTURBÁNDOSE, metidos en los matorrales de la cancha donde juegan nuestros angelitos… y haciendo quien sabe que cosas más… Sabrá Dios.

Así que pasamos varias semanas confinados en nuestras propias casas, como medida preventiva. Aburridos como piedras, incomunicados, sin jugarnos ni un picadito en la calle, ni al frente de las casas, no vaya a ser que aprovechemos un descuido para irnos a pelarnos el pipí en esa esquina oscura; porque “eso” es lo que tratan de prevenir las mamás.

Llenas de pensamientos maliciosos, que ni imaginamos siquiera, se erigen como las custodias de nuestra inocencia infantil, estirando a las malas nuestra infancia, preservándola a toda costa. Paradójicamente nos castran los juegos que nos mantienen indiferentes a los deseos de la pubertad.

Estas prohibiciones nos despiertan una curiosidad apremiante que nos llena de más malicia, enloda un descubrimiento que parecía natural, normal y lo peor de todo, nos precipita hacia las sombras, a sitios oscuros, lejos de casa, cada vez que queremos buscar respuestas al mar turbulento de dudas que se abre ante nosotros con el cambio de edad.

Aquí el tiro le sale por la culata a nuestras madres, y comienzan a perdernos. Su actitud recelosa, su censura, sus tabúes, lentamente nos alejan de ellas como consejeras de siempre y nos arrojan solos a un naufragio de silencio irremediable, que advierten pero no pueden detener. Su miedo precipita nuestro crecimiento, aquella hora en que dejamos de ser niños, a la que tanto le temen.

Confundidos y amenazados, optamos por dejar que la cosa se enfríe. Y muchos fingen seguir siendo el nene de la casa, e bebe e su mama, el niño de su madre, y se comportan como tal, aún cuando en la noche, ya comienzan a elucubrar imágenes ardientes de su profesora o a lubricar poluciones nocturnas por las niñas del barrio, dormidos, medio dormidos o apunto de dormir. Ya que por esos días ni en sueños se puede escapar de la acuciosa pulsión que se apodera de nuestros cuerpos.

Ya el mismo Flaco lo había advertido, cual profeta, mientras veíamos Garganta Profunda, un clásico del cine porno. “El que niega una paja, niega a su madre”.

Quizás con esto solo estaba diciendo que no tenía remedio, que era inevitable alejarnos de la niñez y su candidez; y que aceptarlo era tan natural como aceptamos la dependencia por nuestras madres al comienzo de la vida. Que más temprano que tarde llega el momento en que el cuerpo redescubre al cuerpo, y comienza a juguetear con él como preámbulo y preparación sensual, como entrenamiento y adaptación, para lanzarnos a juguetear con otros cuerpos, iguales en la necesidad de satisfacer ese deseo inagotable, y semejantes en el mismo estado de excitación que nos acompañará el resto de nuestra vida.

Conciente de eso, el Flaco no se avergonzó en confesar que ya había dejado el banano estripado dentro de su propia cáscara, como método onanista, y lo había cambiado por la entrepierna plástica de la muñeca Barbie de su primita Janet.

Motivados por ese mismo impulso, muchos de nosotros, ya sin el Flaco y sin Piri, comenzamos a encontrarnos clandestinamente a la salida de nuestros colegios en Envigado, para ir a comprar revistas “de aquellas” en una bodega de libros “usados” llamada el Ocio. Allí terminábamos viendo pasar las colegialas, que despertaban nuestro novel deseo con un sutil encanto… y terminábamos por compartir novedosos métodos de “Hágalo usted mismo” para onanistas primerizos.

Pronto, sin darnos cuenta, cambiamos las canchas por las fiestas… y fuimos invitados a nuestra primera fiesta en Manila. La fiesta de quince años de Jhony. Y eso que en aquella época, y aún todavía, se celebran fiestas de quince SOLO para niñas.


Continuará…

2 comentarios:

  1. Hola Francisco!!!
    mil gracias, por el mensaje, realmente no he tenido mucho tiempo y creame, lei los textos... todos los dias miro su blog a la espera de algo nuevo que leer ^^

    Nada me incomoda, por el contrario me siento muy a gusto, esperaba que me escribieras una mini carta, aveces me hacen falta las palabras dirigidas directamente a mi, Gracias de nuevo

    Espero nuevas letras, nuevas aventuras y mil mini cartas...

    Cuidate mucho Francisco, se niño bueno y se muy feliz por favor

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  2. DE NUEVO!!!!

    ESCRIBEEEE QUIERO LEER!!!

    xD mentiras Francisco, me dio arranque de locura... Disculpame por esto ^^ cuidate

    ayooooooos

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